El más longevo de los expresidentes de Estados Unidos ha pasado a tomar su lugar en la Historia tras cumplir los cien años. Jimmy Carter, el demócrata sureño y granjero fue mejor considerado por su labor humanitaria post presidencial que durante su única legislatura y era criticado por sus detractores aludiendo a que fue mejor persona que presidente, lo que no debería ser un insulto para la memoria del político procedente de Plains, Georgia.
Carter había tomado las riendas de la superpotencia occidental tras Gerald Ford, el presidente al que nadie había votado, pues Ford sustituyó primero al vicepresidente Spiro Agnew y después a Nixon después de sus respectivas dimisiones, y perdió las elecciones frente al imparable actor californiano republicano Ronald Reagan.
La crisis de los rehenes de la Embajada de Irán es considerada la principal causa de la pérdida de su reelección, si bien la economía se encaminaba ya a la futura era Reagan. La labor diplomática de Carter tras la presidencia fue premiada por un Nobel de la Paz al reconocer la Academia sueca la importante repercusión de su trabajo por resolver los conflictos en el mundo.
Y por desgracia, algunos de sus éxitos como los acuerdos de Camp David entre israelíes y palestinos y la devolución de la soberanía del Canal de Panamá a los panameños vuelven a estar en vilo en nuestros tiempos…
Descanse en paz, Sr. Carter.
