En 1940 y a pesar de haber cosechado éxitos de taquilla como Blancanieves y Los Tres Cerditos, los hermanos Disney seguían empeñando hasta su último centavo en cada nueva película e incluso ofreciendo el coche para avalar la inversión. Pero esos eran otros tiempos y ya habían pasado 11 años de una crisis de nada llamada Gran Depresión.
La historia basada en un texto de Carlo Collodi va de un artesano autónomo que de un día para otro se convierte en padre soltero. De hecho, al primer día ya lo manda al colegio, que tampoco era cuestión de aguantar por aguantar a la criatura. Como consecuencia del despecho paterno, el hijo se mete a artista y entra en el mundo del juego, las mentiras, las drogas y el alcohol. En sus paranoias el pobre crío cree que su conciencia se ha desligado de él y que viste frac y chistera.
En sus extrañas vicisitudes, el inconsciente consigue salvar la vida a su padre, a su gato y al pez de colores y logra rehabilitarse para la sociedad.
Como curiosidad, el personaje llamado Hada Azul, es en el original el Hada del Cabello Azul, lo que en los años cuarenta, mucho antes de la aparición de los mangas de adolescentes teñidos y del look angélico de Lucía Bosé, hubiera sido difícilmente digerible. Así, el Hada Azul es una señora rubia, con alas, pero rubia. No estaba el mundo preparado para un cambio así.