Recuperando su espíritu publicitario de espinacas, la mítica figura del marino de gesto adusto retorcido vuelve a los comedores de ANT para reclamar una causa que, si bien no excesivamente noble, entronca con las raíces mismas de la capacidad de elección que es la democracia.
Por otra parte, la cantina de ANT que regenta su cocinera jefa Tawant había hecho acopio de una enorme cantidad de espinacas que debían ser convenientemente despachadas en todas las recetas habidas y por haber que incluyeran este insípido vegetal.
Los antianos, famosos por sus manifestaciones tan poco espontáneas a la vez que silenciosas, conseguirán lograr sus pretensiones, tan pronto como se agote la reserva de espinacas.
Ja, ja que diver…
A mi me gustan las espinacas.
De pequeño siempre me imaginaba a los brontosaurios con las fauces rebosantes de algas y luego miraba las espinacas, pero ni aún por esas. Ahora las encuentro de una grata insipidez.