En 1948, Isaac Asimov ya había decidido que era mucho más lucrativo y desde luego, gratificante, trabajar como escritor que como profesor en la Universidad de Columbia, pero cuando estuvo a punto de presentar su disertación para la tesis doctoral le preocupó que de tanto escribir ficción se hubiera oxidado como autor de documentos académicos o lo que vulgarmente llamamos «papers». Para ejercitar sus «músculos», creó un artículo titulado «The Endochronic Properties of Resublimated Thiotimoline», «Las propiedades endocrónicas de la tiotimolina resublimada». La tiotimolina es una sustancia orgánica con una capacidad de disolución en agua tan alta, que empieza a disolverse incluso antes de entrar en contacto con la misma. Obviamente, la sustancia no se disolverá si en el último momento el químico decide no introducirla en el agua, por lo que es capaz de anticiparse al devenir de los acontecimientos. La explicación molecular es que uno de sus átomos de carbono mantiene dos enlaces de sus cuatro en nuestro mismo plano espacio-temporal mientras que los otros dos han de buscar cómo cerrar su configuración electrónica estable en el pasado y en el futuro. Las aplicaciones de este compuesto orgánico son fascinantes e innumerables, pero obviamente todo, incluyendo una larga lista de resultados de test y valores medidos, era un producto de la imaginación de Asimov.
Al editor John Wood Campbel Jr. le gustó tanto la idea del falso artículo de Asimov que quería publicarlo en su revista de ciencia ficción, pero a Asimov le preocupaba su credibilidad ante el tribunal de su tesis si esta parodia aparecía asociada a su nombre, por lo que le pidió que utilizara un pseudónimo. Como los pseudónimos no venden, Campbell no prestó atención a las preocupaciones del doctorando y el artículo, al que más adelante siguieron otros dos: «Las aplicaciones micropsiquiátricas de la Tiotimolina» y «La Tiotimolina y la Era Espacial», se difundió rápidamente en el ámbito académico.
Asimov se presentó al tribunal de su tesis con una presión adicional que había intentado aliviar de forma muy ingeniosa, pero con un resultado tristemente adverso. No obstante, la defensa siguió su curso normal y sólo al final, en la última pregunta de la ronda del tribunal, uno de los miembros le interrogó sobre las propiedades de las tiotimolina, lo que generó una carcajada general en todo el auditorio.