Edgar

La segunda ópera de Puccini, Edgar, drama de numerosas similitudes con la famosa Carmen de Bizet, cuenta la historia de un hombre con el corazón dividido entre dos mujeres, la entregada Fidelia y la fogosa Tigrana. Ni qué decir que la culpa de todo la tienen los que las bautizaron con estos nombres.

Como a pesar del amor puro e incondicional de Fidelia, Edgar sigue teniendo dudas, simula su propio funeral al que asiste disfrazado de monje y se dedica a insultar su propia memoria para evaluar la reacción de sus enamoradas. Fidelia, como no podía ser de otra forma, defiende a su amado y canta una de la más célebres arias de soprano, «Addio, Mio Dolce Amor». Tigrana, acepta barco como animal de compañía por las joyas que le ofrece el monje y reniega de Edgar, aunque, visto desde un punto de vista moral, tenga toda la razón del mundo.

El mezquino sistema de selección de Edgar hubiera tenido éxito en una trama de enredo mozartiana, pero como ya vimos, la única comedia que se permitió Puccini fue Gianni Schicchi. La mujer despechada comprobará con su desprevenida rival la calidad del trabajo del afilador de su cuchillo y Edgar se verá obligado a salir a ligar de nuevo.

Si bien el Addio y la marcha fúnebre del falso sepelio fueron utilizados en el funeral del compositor, se sabe que el genio de Lucca desistió de intentar enmendar la obra que menos le complacía y solía decir con estupor que EDGAR era realmente el acrónimo de
E Dio ti GuARdi da quest’opera!!

Aliphant DXXVI

Aliphant DXXVI. Edgar de Puccini

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