Lo que empezó como una idea del gran cómico canadiense Dan Aykroyd basándose en la tradición de su propia familia en el ocultismo se convirtió en todo un éxito de público y en un referente cultural de los ochenta con la ayuda de su director y productor Ivan Reitman y sus compañeros Harold Ramis, Bill Murray y Ernie Hudson. Al elenco se sumaba la siempre imponente Sigourney Weaver y otro gran cómico canadiense, Rick Moranis.
Uno de sus iconos más populares hasta nuestros días fue el logo del fantasma Mooglie en la señal de prohibición, que por motivos estéticos, fue invertida de su posición normal en las carreteras.
El sesquicentenario del nacimiento del gran Serguéi Rajmáninov -no acepten transcripciones de lenguas carentes de las consonantes necesarias para transcribir el ruso- ha de servir para reivindicar no sólo el más grande pianista del siglo XX, sin obviamente el permiso de Glenn Gould, sino un prodigio de la composición malogrado por su tardía llegada a este mundo.
Digno sucesor del romanticismo ruso de Chaikovsky a quien admiraba profundamente, el arte melódico y orquestal de Rajmáninov fluía por sus venas como un impulso vital imparable. Y sin embargo, todo su universo se desplomó de forma inesperada afectando para siempre a lo que podría haber creado. Pero comencemos por el principio.
Como proyecto de fin de carrera y en apenas 17 días, un joven y brillante Rajmáninov compuso la ópera Aleko basada en el poema «Los Gitanos» de Pushkin, la más importante de las 18 adaptaciones operísticas que ha dado este relato. Tal vez «Los Gitanos» no parezca a simple vista tan popular en Occidente como otros relatos del escritor ruso, pero si se menciona que Prosper Merimée lo leyó y tradujo al francés y casualmente es el creador de Carmen, podrá deducirse la principal fuente de inspiración de la más célebre ópera francesa y la línea argumental de Aleko.
Todas las óperas de Rajmáninov juntas duran menos que cualquier ópera de Wagner, lo que no ha de ser una desventaja, pero este primer éxito de Rajmáninov en 1892 alentó la esperanza de un mundo que, sin embargo, estaba a punto de romperse en pedazos. Pero eso será otra historia.
En 1853, Verdi presentó en La Fenice de Venecia una adaptación de La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas hijo, una historia de una cortesana, Violetta, enferma de tuberculosis que se enamora de su joven admirador Alfredo al que inevitablemente tendrá que renunciar. Que tal dramón acabara en risas en el estreno no fue culpa de Verdi. Ni la música, ni la trama daba lugar a aquella reacción del público. Pero la elección para el papel de Violetta de una soprano madura y voluminosa no se adaptaba a la imagen habitual de una enferma terminal de tuberculosis.
Antes de llegar a la tragedia, el famoso brindis del primer acto es la celebración operística lúdico-festiva por antonomasia y una de las melodías más famosas de Verdi. Como ciertamente sospechaba el maestro Verdi, el error en el reparto, superficial por otra parte, se subsanó hasta el extremo de que la ópera más interpretada en los teatros actuales es precisamente La Traviata.
La presión de ser el referente cultural de toda una generación, de ver cómo los patrones de moda quedan en desuso, se devalúan y son denostados y parodiados y vuelven de nuevo a un auge nostálgico antes del final, es un privilegio de aquellos que se mantienen en activo durante un larga carrera de cara al público. Aunque ya decía Lope de Vega que, “pues como las paga el vulgo es justo, hablarle en necio, para darle gusto”.
Ayer nos dejó uno de esos referentes, ante el estupor y el ansia contenida de los aspirantes a ocupar su plaza. No en vano, el centenario monje budista Su Santidad Nyanasamvara Suvaddhana, Patriarca Supremo de Tailandia o Sanghraja había ejercido su influencia durante todo el reinado de Rama IX, el decano de los reyes, con 67 años en el trono.
Y también nos dejó Manolo Escobar.
La viñeta de hoy trae también una referencia de otros tiempos cuando era muy frecuente ver a Manolo Escobar y al monje budista, el suelo ante sí barrer …
Por extraño que parezca, así como hay términos prácticamente universales como taxi y hotel, también hay fenómenos de disparidad internacional bastante conocidos como la tortilla francesa o la montaña rusa. Un caso menos popular es el del patrón cachemira o cachemir, que no debe confundirse con la única acepción que recoge el D.R.A.E. del vocablo, el de la fina lana, mezclada o no, de las cabras del Himalaya.
Como más vale maña que fuerza, doña María Moliner describe por supuesto la acepción más conocida por los varones catedráticos, pero recuerda que el cachemir o cachemira es también una tela con dibujo de turquesas, pero no las piedras preciosas, sino los complicados patrones orientales con forma de retortas. En español se mantuvo la referencia a la procedencia original del tejido, que podía llegar importado en seda o en la propia lana de cachemira.
En inglés no hacen mención a la región en litigio entre la India, Pakistán y China, sino que lo llaman “paisley”, por el pueblo escocés donde se teñían estas telas a imitación de los entramados de origen persa. Y se dice que tiene forma de riñón o de gota. En cambio, en francés dudaron entre motif paisley o motif cachemire hasta el término actual boteh. El boteh es el símbolo zoroastrista de la vida y la eternidad, una mezcla entre una flor estilizada y un ciprés. Para dos millones y medio de fieles sigue importando que así habló Zarathustra.
En las lenguas de la India y Pakistán en cambio, llaman a este patrón casi fractal como a la semilla del mango, por ejemplo, «carrey» en urdu o «koyari» en marathi.
En algunas partes de Latinoamérica, no obstante, denominan sin ambages a esta tela lo que a cualquier niño le podría parecer obvio: tela de bacterias o de amibas. Aunque de todas estas opciones protozoarias, la mejor es probablemente la de la corbata de paramecios, que a diferencia de las amebas, cuentan con membranas celulares.
Los años sesenta trajeron de la India de mano de los Beetles una nueva moda por los diseños con retortas psicodélicas. El propio Lennon adquirió un Rolls-Royce blanco y lo pintó como un carromato gitano y le añadió una nevera y un televisor, rebautizándolo como “Paisley Rolls-Royce”. A veces el tuneado revaloriza el vehículo, aunque nadie de la casa del Espíritu del Éxtasis lo apreciara así en su momento.
Seguimos con la serie olímpica. En la marcha atlética se premia la constancia, pero si saltas algo, te penalizan. La siguiente delegación es la alemana (o alemanas, según se mire).
Servus,
Con un escalofriante índice medio de -1 coubertino, alguien no explicó a los alemanes, que no hacía falta llevarse todas las medallas, que son simbólicas, que no siempre son de metal bueno, ni es preciso construirse un trono con ellas. Únicamente los devaneos de su historia en el siglo XX distorsionaron su cadena de triunfos, presentando a los atletas alemanes bajo los equipos del Imperio alemán, República de Weimar, Tercer Reich, la RFA, la RDA el protectorado francés del Saar el equipo unificado alemán y por último, la Alemania reunificada.
El equipo de Saar, la región controlada por Francia tras la Segunda Guerra Mundial, fue el único que no cedió a la presión y participó en unos juegos sin acaparar medallas. Pero cuando volvió a integrarse a la Alemania ocidental se acabó el espíritu deportivo.
Alemania celebró los juegos en tres ocasiones: Berlín y Garmisch-Partenkirchen, 1936 y Munich, 1972. Fueron unos juegos históricos por asuntos que poco tuvieron que ver con lo deportivo, pero también tuvieron sus estrellas en el plano de la competición.
El emblema actual de Alemania, recuperó la bandera de la República de Weimar prohibida por el Tercer Reich, que optaba más por motivos hindúes en los imperiales rojo-blanco-negro. El águila alemana es un símbolo de nobleza, “Adler” es águila en alemán, “edel” y “adelig” son palabras para “noble”. Procede del Sacro Imperio Romano-Germánico y por tanto del Imperio romano.
El Invierno, de Goya, es un cuadro alegórico que trata el frío de una forma sobrecogedora. No obstante, la asociación de la Navidad con el solsticio de invierno fue un acto arbitrario que trató de preservar las fiestas ancestrales de preparación para el enfrentamiento con las adversidades meteorológicas.
The teapotahedron is a basic geometric figure in several 3D modelling tools since its first use as test model in the beginnings of the computer graphic design.
La tetera de Utah (alias teteraedro) es una figura geométrica básica en numerosos programas de modelado 3D desde su primera incursión como modelo de pruebas en los albores del diseño gráfico por ordenador.
Tras un ataque nocturno y alevoso de unos asesinos silenciosos que me han chupado más sangre que en toda la saga de Crepúsculo, mis pesquisas desveladas se han dirigido a cómo terminaron los famosos Ninja, los espías-asesinos más misteriosos del Japón feudal.
Los shinobi o ninja fueron espías y asesinos sin los límites éticos de los samuráis, de manera que procuraban ser invisibles y atacar de forma indirecta, mediante explosivos o venenos. Su rastro se diluye en el siglo XVII, durante el shogunato del clan Tokugawa, cuando el espionaje fue modernizado y colocado al servicio de la dictadura feudal. La formación de un ninja era demasiado compleja para los nuevos tiempos, incluyendo conocimientos de técnicas bélicas, artes marciales, farmacología, química para explosivos, astrología, equitación, esgrima, natación y buceo,…
En el siglo XIX los ninja eran ya personajes de ficción en Japón, y se forjó en los grabados el estereotipo de que siempre vestían de negro, cuando la realidad es que se disfrazaban para pasar desapercibidos y vestían de oscuro como camuflaje en operaciones nocturnas.
Al final, la especialización terminó con los ninja, pero, lamentablemente, no creo que eso ayude en la eliminación de mi problema. De todas formas, de ahí sale esta viñeta de temática Ninja y un Aliphant disfrazado de Naruto: Naruphanto.
A veces la selección es de por sí un arte y un trabajo en sí mismo. De ahí que la tarea de Yodant no es por ello menos encomiable por el hecho de no haber creado él mismo sus invenciones….
A Beautiful Mind was the Best Picture in 2001 with a mixture of maths, spies and a very weird main role. This is the hommage to Ron Howard’s movie.
Una Mente Maravillosa fue la mejor película en 2001 con una mezcla de matemáticas, espías y un protagonista realmente raro. Este es el homenaje a la película de Ron Howard.
Una de las preocupaciones de Aliphant cuando trabaja con Yodant es no dejar demasiado claro que podría trabajar perfectamente sin él. Por aquello del trabajo en equipo, tal vez…
No existió hasta la invención de la señora Potts una tetera más famosa que la tetera de Newell o tetera de Utah. Corría el año 1975 y Martin Newell, pionero infográfico de la Universidad de Utah, necesitaba un objeto tridimensional con el que hacer sus pruebas de una forma sencilla a la par que elegante. Tomó una tetera de la marca Melitta y a mano – hemos dicho que corría el año 75- calculó las curvas Bézier necesarias para su representación en las máquinas de la época.
La fama de la tetera se extendió rápidamente entre los diversos programas de pruebas que pasó a convertirse en un clásico de la medición de prestaciones de lso sistemas de representación tridimensional. De tal manera, se le conoce con cierta sorna como el sexto sólido platónico o teteraedro (teapotahedron, en inglés).
Dicen que quien se defiende a sí mismo es el cliente de un loco. Como en este caso se trata de un otro yo de otra dimensión, tal vez no sea tan apropiado el dicho. Siguiendo con la parodia de la viñeta anterior, Aliphant se disfraza de Azur Trumpetmore.
Obsérvese que la corbata de Aliphant lleva los colores de la Casa de Griffindor, en alusión al juicio del aprendiz de mago.
Parodiando la escena de Harry Potter y la Orden del Fénix, es el turno de Aliphant de responder por los actos que condujeron a su expulsión de ANT. Comienza un juicio de tres viñetas donde la verdad debera salir a relucir.
Si algo ha demostrado a lo largo del tiempo el Gran gurú Yodant es que no conseguido demostrar nunca nada. Por supuesto esta paradoja invalida la proposición pero no deja de ser significativa.
De las posibles razones para pasar el tiempo en una biblioteca, tal vez la de leer los libros contenidos en ella sea la menos importante. Yodant es un bueno conocedor de la biblioteca antiana y conoce los secretos que encierran algunas de sus páginas. Se podría decir así…
Estando Aliphant perdido en una balsa que flota -de momento- en el océano, la situación en ANT se complica y empiezan a sentir su ausencia. ¿Quién hará de Santa Claus en la fiesta de la empresa?
Eran los 80 y, para quien no lo haya vivido, se soñaba con zapatillas autoajustables, coches voladores, cine holográfico y condensadores de «fluzo», palabra que, a falta de internet y wikipedia, no estaba demasiado claro como se escribía, y aún menos si era una mala traducción del «flux capacitor» original.
A pesar de que estos matices pasaban desapercibidos, la trilogía de Zemeckis mostraba con sus argumentos del continuo espacio-tiempo una trama tan compleja como emocionante; qué más se puede pedir si no es un DeLorean?
Ante la imperiosa necesidad de explicar el funcionamiento del mundo sobre el que descansan los pies de Aliphant y sus hormigas fue necesario crear esta tira que al menos da forma a la isla flotante de la que tanto se oye hablar.
No obstante, a pesar del portento tecnológico que supuso la creación de dicha isla artificial, siempre habrá quien le encuentre pegas…
Vladimir Titla y Fred Moore armonizaron la música de un poema sinfónico de Paul Dukas basando en una obra de Goethe para dar vida a uno de los fragmentos más populares de la gran obra de Walt Disneyque es Fantasía.
De ese relato hay muchas anécdotas. Había costado demasiado dinero para convertirlo en un corto de distribución independiente por lo que formó parte de los fragmentos que orquestaron la visión de Disney sobre el significado de la música.
El severo arcano maestro de hechiceros se llama Yensid, disney al revés en honor al mago de la animación. Incluso el peculiar movimiento de ceja del personaje se basa en los de Walt en aquellos instantes de evaluación que ofrecía a sus artistas.
X-wings volando alrededor de la Torre de Simulación ANT. Era desde luego una opción para este homenaje a Episodio I, pero vestir a Aliphant con un chándal como el de Anakin era todavía más espectacular…
Como si de un consejo Jedi se tratara, es la propia Reina-CEO BEth la que preside la sesión ante el sorprendido Aliphant. Y el maestro Yodant, el que parafrasea a su casi tocayo.
Es el más anciano entre las hormigas de ANT que están en activo.
Yodant es un personaje de la tira cómica Aliphant, creada en 2003.
Yodant es un gurú que dada la experiencia demostrada en su pasado laboral disfruta una posición de autoridad técnica que, sin embargo, no se corresponde con su conocimiento de las tecnologías actuales.
A pesar de su obsolescencia, la verdadera utilidad del Gran Gurú Yodant es incierta. Su orgullo y la posición de hegemonía que le han otorgado hace que sus consejos sean fatuos y sus soluciones ambiguas y poco aplicadas.
El origen de su nombre es la letra del alfabeto fenicio, yod, seguida de la partícula ant, que siguiendo el modelo de ANT, identifica a todos los personajes de la tira que trabajan en la compañía. Además, la composición recuerda al personaje de ficción Yoda que, al contrario que el orgulloso Yodant sigue siendo un maestro imbatible en su campo. La forma del bastón trata de recordar al del venerable jedi.
La relación de Yodant con Aliphant no siempre es sencilla. A pesar de que los conocimientos del elefante superan con creces los de la hormiga, es difícil vencer a un mito viviente ante la opinión pública. Tal vez cuando peine canas, reciba Aliphant el mismo trato de Gran Gurú que ostenta Yodant.
A diferencia de los demás personajes de la serie, Yodant apenas aparece disfrazado. Hay una viñeta suya como maestro jedi y encarna a Rafiki de El Rey León pero no suele cambiar su aspecto.
Opinar suele ser bastante gratuito. No obstante y sirva como ley sin ningún fundamento empírico que la demuestre lo más mínimo, cuanto más absurda es una idea, mayor es el número de individuos dispuestos a escucharla y tomarla en serio.
Si esta ley se hace famosa, significará su propia ratificación y se hará irrebatible. Por otra parte, es uno de los riesgos de la libertad de opinión.
Resulta una frase violenta fuera del contexto Jedi, pero la ambigüedad de esta viñeta no ayuda a aclarar las ideas.
La primera viñeta en honor a la obra de George Lucas, disfraza a Aliphant de padawán y a Yodant de su maestro. La cafetera no está muy de acuerdo con todo esto.
No cabe duda que Tim Burton es uno de los creadores más inspirados de nuestra era. Su estética pertenece a un mundo en el que sólo él habita, pero que tiene una oficina de turismo eficaz como pocos países. Cuando nos permite visitar su realidad, sabes que todos sus promenores, tienen su razón y derecho para hallarse donde están. Somos los demás los extraños…
Aliphant, disfrazado de Jack Skeleton, se encuentra en un entorno virtual aquejado de un virus que retuerce su geometría.
Reparando en la extraña personalidad del gurú de ANT, el insigne maestro de maestros Yodant, es posible que el tiempo ponga a cada uno en su lugar, pero está claro que en este caso, se está tomando su ídem.
Vestido con una camiseta interior de tirantes blanca y con un bastón que le permite sostenerse en momentos de gran concentración, lo cierto es que el contestatario Aliphant no acaba de encajar en su particular cosmogonía.
Pintor de la Corte de Felipe IV al que se le concedió una libertad creativa inusual en aquella época, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez alcanzó la cima de la pintura con su obra Las Meninas, un curioso retrato en grupo de la familia real del cual incluso se ha dicho que parece tener conciencia propia.
Lo cierto es que la pintura velazqueña llegó a tal nivel de perfección que incluso sus retratos transmiten una sensación de empatía al espectador.
El cuadro «La Familia de Felipe IV», universalmente conocido como «Las Meninas» data de 1656 y tiene como personajes principales a la infanta Margarita, a sus damas de compañía y al propio pintor ante la visita de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria. No obstante, cualquier aspecto del cuadro consigue ser fascinante desde su ejecución hasta la misma composición con los retratados.
Y es de esa composición de lo que trata esta viñeta especial dedicada a Las Meninas. ¿Y la relación con Géminis? Esta vez viene que ni pintada: Velázquez nació el 6 de junio.
Ornamentada con los colores de la sabana africana, El Rey León se convirtió en el mayor éxito comercial de la compañía del ratón y en un referente estético para una nueva generación de animadores.
No obstante, aunque las tiras LXIII y CCLVI ya llegaron a abordar el tema en cuestión, quedaba la espina clavada en la zarpa de volver a Pride Rock, a la piedra donde se ungen los monarcas felinos y que Aliphant se llevara la parte del león esta vez.
Una de las ventajas de ser un gurú es que cualquier gesto que hagas les parecerá trascendente y por supuesto cualquier petición será considerada como incuestionablemente necesaria.
De ahí que lo más difícil no sea comportarse como un gurú, sino llegar a tal posición. Yodant, el gurú tecnológico de ANT adquirió tal rango mucho antes de que sus conocimientos pudieran emplearse para algo práctico y eso le convierte en un sabio muy poco… habitual.
Su mayor obligación en lo que le queda de vida profesional es que nadie lo descubra y a eso se dedica en cuerpo y alma durante toda su jornada laboral e incluso las horas extras si fuera menester.
Indagando entre los anales del cine de animación, los lectores prodrán confirmar que el corto de Walt Disney y Ub Iwerks titulado «Steamboat Willie» ni es el primer dibujo animado de Mickey Mouse ni es su primer corto sonoro. Pero tal vez es el primero que se ganó la admiración de los espectadores por conseguir poner la técnica de sincronización del sonido al servicio de la historia narrada en la animación. De ahí su importancia. Ya no se trata de un experimento, sino de una obra pionera de la animación sonora y la primera señal de que el cine mudo estaba sentenciado a su desaparición.
Disfrazado como Mickey en esta historieta y con la célebre diadema de orejas de ratón en las manos, Aliphant trata de vencer su miedo a los roedores convirtiéndose en el más famoso.
El barco de vapor, el steamboat Willie fue construido en 3D para esta viñeta, e incluso animado, pero infortunadamente, todo aquello no se puede apreciar demasiado en esta escena suelta.
Esquivar una pregunta comprometida no es nada descabellado cunado la respuesta sólo puede engendrar más problemas. El mismo Sun-Tzu de El Arte de la Guerra hubiera recomendado eludir un combate que no se pudiera ganar.
Si a eso se le añade una tarta de cumpleaños, la escena está servida.
La película ganadora de cuatro óscars Una Mente Maravillosa (A Beautiful Mind, Universal/Dreamworks, 2001) dio un nuevo giro a lo que se conocía como biografía cinematográfica. claro, que de no ser por ello, a ver quién le iba a dedicar un largometraje a las aventuras y desventuras del matemático ganador del premio Nobel de Economía John Forbes Nash.
La tira es un pequeño homenaje a esta película a partir del personaje de Yodant. Yodant va siempre en camiseta y escribe en tiza sobre los cristales de las ventanas como el protagonista de la película. No obstante, y dada su ubicación en una empresa como ANT, la mayoría de las aportaciones del gran gurú Yodant nunca llegan a nada. De ahí su animadversión con el práctico ingeniero Aliphant.
El estilo ligeramente tudor de las ventanas trata de recordar un poco esas escenas de Princeton, pero poco a poco, pasará a formar parte de la arquitectura antiana.
No existió hasta la invención de la señora Potts una tetera más famosa que la tetera de Newell o tetera de Utah. Corría el año 1975 y Martin Newell, pionero infográfico de la Universidad de Utah, necesitaba un objeto tridimensional con el que hacer sus pruebas de una forma sencilla a la par que elegante. Tomó una tetera de la marca Melitta y a mano – hemos dicho que corría el año 75- calculó las curvas Bézier necesarias para su representación en las máquinas de la época.
La fama de la tetera se extendió rápidamente entre los diversos programas de pruebas que pasó a convertirse en un clásico de la medición de prestaciones de lso sistemas de representación tridimensional. De tal manera, se le conoce con cierta sorna como el sexto sólido platónico o teteraedro (teapotahedron, en inglés).