Homenaje a Miliki / Pagliacci

Dos momentos principales consiguieron aproximar el mundo de los payasos al gran público. Por una parte, la ópera verista de Leocavallo, Pagliacci (1892), narra la historia basada en hechos reales conocidos de primera mano por el propio compositor,  de un grupo de comediantes con todas sus facetas humanas, capaces de sentir amor y celos, de sufrir y finalmente, de matar, pero, a pesar de todos sus sentimientos reales, han de ponerse cada día el disfraz y hacer disfrutar al público que espera nada menos que reírse con ellos. «Vesti la giubba», la gran aria de «Payasos», explica este esfuerzo de superación inhumana.

Narraciones de payasos asesinos, ocultos tras su maquillaje, abundan tanto en la literatura como en el cine, y no es de extrañar el terror que los clowns causan en muchos niños, con una excepción: hubo una generación en España y Latinoamérica que creció conociendo a unos payasos diferentes, con los mismos roles oficiales del gremio, clown, augusto y contraugusto, pero sin los artificios de las máscaras. Llevaban narices postizas, pero sólo para caricaturizar sus rasgos y se valían de la música como medio para conectar con un público entregado al que llegaban masivamente a través de la televisión,  transgrediendo los límites de las carpas de los circos que contenían a los payasos corrientes. No en vano, eran simplemente  conocidos como los «Payasos de la Tele».

Gaby, Fofó y Miliki pertenecían a la gran familia Aragón, un clan de comediantes que se remonta a varias generaciones y perdura a través de sus vástagos. La prematura muerte del augusto, Fofó, conmocionó a un país todavía no preparado para la idea de perder a sus mitos televisivos más recientes, Gaby, el payaso listo, fue el primero en seguirle, y con la reciente desaparición de Miliki, se reúne de nuevo un trío que estaba dispuesto a alegrar siempre el corazón, en cualquier circunstancia o condición personal.

No obstante, por más que Leoncavallo concluya su ópera con la sentenciosa «La commedia è finita», si algo nos demuestra este autor, es que en el mundo del espectáculo., la voluntad es de seguir siempre adelante. Be a clown,  make’em laugh!

Aliphant DXXXIII

Aliphant DXXXIII. Homenaje a Miliki (1929-2012)/ Aliphant’s Pagliacci

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