La primera viñeta del año recuerda una de las efemérides del mundo de la animación: el 50º aniversario de la serie Scooby-Doo.
En 1969, el estudio Hanna-Barbera lanzó uno de sus productos más famosos y longevos: Scooby Doo. La propuesta del detective cobarde que es incapaz de resolver sus casos estaba basada en los personajes de Bob Hope, aunque la particularidad de que el protagonista fuese un gran danés semi-antropomórfico que apenas farfulla el lenguaje humano tampoco le ayuda. A Scooby. Hope era británico.
El diseño del perro debía reunir todos los defectos que se rechazarían en un buen ejemplar de pedigrí: mentón pequeño, patas y lomo arqueados y la actitud tampoco era la que cabía esperar en un perro de raza. El nombre procede de la jerigonza de Frank Sinatra en Strangers in the Night, en aquellos tramos de la canción en la que se le acababa u olvidaba el estribillo. Del dubi-dubi-du el salto tampoco es sorprendente, si bien su nombre “oficial” completo es Scoubert.
Además de los episodios para televisión y cómics de Hanna-Barbera, a lo largo de este medio siglo se han producido varios largometrajes animados y de imagen real e incluso se han mezclado con otras franquicias. Sin duda el más peculiar es el crossover del episodio 16 de la 13ª temporada de Sobrenatural, donde la Scooby gang se unía a los hermanos Winchester en su lucha contra las fuerzas del mal. O algo así. En Buffy, la tropa de la cazadora, era frecuentemente autodenominada Scooby gang, lo que pasó de un chiste fácil a una predicción cuando la cazavampiros Sarah-Michelle Gellar interpretó a Daphne y terminó casándose con Fred en la vida real. La naturaleza se abre camino, como dicen en Parque Jurásico…