Durante más de ocho décadas una de las actrices más queridas por el público y por la crítica, que la colmaron con un sinfín de premios y halagos, tuvo que sufrir cómo la industria del espectáculo, en la que destacó en todos sus frentes de cine, televisión y teatro, la sustituía en papeles que incluso fueron creados para ella para dar espacio a los estereotipos de estrellas que prefería potenciar. Es conocido cómo, tras 12 años de éxitos de Se ha Escrito un Crimen, su cadena la contraprogramó fuera del horario familiar para que competir en unas franjas fuera de lugar.
Lansbury, que se había convertido en productora acabó a los 70 años dejándola pero retomando una carrera teatral en la que siempre había destacado. Pero también allí obtuvo sus desplantes. El personaje protagonista del musical Mame, creado para ella fue concedido para el cine a la televisiva Lucille Ball por su fama en la comedia, pero perdió toda la fuerza que le imprimía Lansbury. Yendo más atrás en el tiempo, sus papeles de cine eran frecuentemente de secundaria porque aun siendo una gran actriz, siempre encontraban una diva más importante a la que dar protagonismo. Cuando se le dio la oportunidad en trabajos de primera actriz como el The Manchurian Candidate o más adelante en La Bruja Novata, nunca defraudó.
Trabajadora incesante, tuvo que dejarle el teatro a ella, con el cierre de las salas por la pandemia para que dejara de actuar. El mentón más famoso de Hollywood después de Kirk Douglas ya forma parte de una canción más antigua que el tiempo.