El segundo mayor éxito de Robert Altman después de M.A.S.H. fue una película que también ha tenido una adaptación a la televisión aclamada por la crítica y el público. Gosfold Park se convertía en Downtown Abbey de la mano del mismo guionista, Lord Julian Fellowes, quien ganó el Oscar por la película de Altman y el Emmy por el guión de la serie. Una constante que también se repite es que hay tantos lores, sires y damas en la ficción como entre los propios artífices. La producción británico-americana reúne algunas de las más notables figuras de la interpretación británica y sus correspondientes, aunque lógicamente, menos purpurados, equivalentes estadounidenses.
La puesta en escena en la mansión de una familia aristocrática en pleno declive de las clases georgianas ha tenido nutridos antecedentes en el pasado. Tal vez la principal diferencia es que en Downtown Abbey no hay luchas internas por el poder y que los miembros de la familia afrontan juntos las vicisitudes del cambio de era más al estilo de La Casa de La Pradera que al de Dinastía o Falcon Crest, si bien no andan exentos de tragedias o dramas habituales en las sagas.Las tramas entre el servicio sí cuentan con algunos villanos que han ido creando sus propias líneas argumentales a lo largo de las seis temporadas que completan la serie, y es que, por gajes de oficio, son estos criados más snobs que sus señores.
De entre sus personajes, el más alabado es el interpretado por Dame Maggie Smith, la Condesa Viuda de Grantham, una digna reliquia de la época victoriana que lamenta no haberse equivocado nunca y que, a pesar de viajar en automóvil, desconoce otros conceptos básicos modernos como los fines de semana.
Uptown Alley es la serie de moda en ANT, gracias al empeño de Lady Kathy McGatagall, la persona de contacto de Aliphant en su investigación sobre los guiones robados.
La cena está servida…