No existió hasta la invención de la señora Potts una tetera más famosa que la tetera de Newell o tetera de Utah. Corría el año 1975 y Martin Newell, pionero infográfico de la Universidad de Utah, necesitaba un objeto tridimensional con el que hacer sus pruebas de una forma sencilla a la par que elegante. Tomó una tetera de la marca Melitta y a mano – hemos dicho que corría el año 75- calculó las curvas Bézier necesarias para su representación en las máquinas de la época.
La fama de la tetera se extendió rápidamente entre los diversos programas de pruebas que pasó a convertirse en un clásico de la medición de prestaciones de lso sistemas de representación tridimensional. De tal manera, se le conoce con cierta sorna como el sexto sólido platónico o teteraedro (teapotahedron, en inglés).