Dame Maggie Smith, como anciana actriz británica que nunca había dejado de adaptarse a los papeles que en cada edad podía representar, siempre hizo trabajar el tiempo a su favor. Incluso cuando Steven Spielberg le hizo maquillarse como una abuela Gwendy de 92 años en su infravalorada Hook, cuando andaba por los 56, ya nos hicimos una idea de cómo veríamos a la mordaz condesa viuda de Downtown Abbey o a la estricta profesora McGonagall en Hogwarts. Ambos trabajos son suficientes para que un actor consiga un éxito arrollador entre el gran público, así que cuando un niño reconoció a la actriz y le preguntó si se podía convertir en gato, le espetó su muy británico «Put yourself together», algo así como «componte, cálmate y piensa bien lo que estás diciendo», todo al vez. Mucho se habrá recorrido estos días la extensa carrera de esta gran dama que ya contaba con la triple corona de la actuación, pero tal vez cuando su temple se ve medido como madre superiora de la imparable Whoopi Goldberg en Sister Act, se entiende cómo era capaz de abordar con éxito todo el drama de una comedia o toda la comedia en un drama. |
