El Reino de Camboya, o Kampuchea, es una monarquía electiva constitucional en la que el soberano es elegido entre los miembros de dos familias reales que rigen el destino del pueblo mayoritariamente budista Khmer, que la RAE ofrece pronunciar Jemer, descendiente de un Imperio que dio al mundo obras colosales como el templo ciudad de Angkor Wat.
El sangriento período de autogenocidio de Pol Pot y los Jemeres Rojos (1976-1979) dejó al país sin abogados, sin ciudades, y en definitiva, sin una cuarta parte de su población, en uno de los episodios más inhumanos del siglo XX, y hubo unos cuantos para comparar.
Camboya, aunque nunca ha ganado una medalla olímpica, cuenta con un patrimonio cultural sorprendente, con una arquitectura que es vestigio de una gran época para la ingeniería que nunca volvió a repetirse.