Para la perturbada pero genial mente de un oriundo de Burbank, California, el municipio donde se ubicó el estudio Disney cuando las crecientes necesidades de espacio no iban a la par con la mejora de las posibilidades económicas, este suburbio fue el caldo de cultivo de su forma de encarar el terror de lo cotidiano. Y tal vez una buena parte de aquella fantasía gótica navideña de 1990 llamada Edward Scissorhands y traducida innecesariamente como Eduardo Manostijeras en España o discretamente como El Joven Manos de Tijera en Hispanoamérica reconcilió a Tim Burton con su propia esencia de artista de extrarradio.