Las descripciones más antiguas de las sirenas en la Grecia clásica las hacían más parecidas a las arpías o harpías como aves rapaces con cabeza de mujer que a los híbridos de humano y pez que en la Edad Media se pusieron de moda. Y mientras que las sirenas eran depredadoras que atraían a los marineros a los bajíos para causarles naufragios y devorarlos, las arpías trabajaban como agentes ejecutores de la justicia divina, y más habitualmente, de la venganza de los dioses contra los humanos y su hubris o arrogancia sacrílega.
En los relatos clásicos, el modus operandi sigue un patrón sencillo: 1. -una persona o colectivo tiene o considera que tiene una habilidad o característica especial. 2.- Los individuos se jactan de esa ventaja en un acto de orgullo que incluye una blasfemia contra los dioses. 3.- Sin juicio ni defensa posible, los dioses les aplican un castigo ejemplar que los deja temblando para toda la eternidad. 4.- Un autor cuenta su historia para que sirva de tema en cualquier tipo de género artístico o incluso en una viñeta de Aliphant.