Se puede adelantar que la República de Chad todavía no ha ganado una medalla olímpica y que su bandera tricolor panafricana apenas se distingue de la de Rumanía. La rudeza del desierto del Sáhara en la mayor parte de su geografía y la inestabilidad política y regional desde su independencia le ha convertido en uno de los países más subdesarrollados del continente africano y sin embargo, con casi 20 millones de habitantes, cuenta con la riqueza de más de un centenar de lenguas que en parte forman la subfamilia chádica.
El nombre del país procede del gran lago endorreico, que supuestamente en lengua kanuri se llama Sádǝ y que significaría «gran extensión de agua», y nos provocaría la absurda situación de que estemos hablando del Lago Lago. Ningún diccionario de Kanuri consultado parece corroborar esta historia, aunque es el tipo de anécdota que entusiasma a los no lingüistas.
Chad por otra parte es un nombre de origen anglosajón que con variantes como Chadwick o Ceada viene usándose desde al menos el siglo VII, cuando San Chad de Mercia ejerció de obispo y abad por tierras de la Pérfida Albión. En el slang estadounidense pasó a ser sinónimo de macho alfa, triunfador espalda plateada o exitoso líder grupal, con su equivalente femenino de Stacy.
Y uniendo todos los cabos, Chadwick Boseman encarnó al poderoso superhéroe Black Panther y Rey de Wakanda, que en las películas de Marvel a diferencia de las historias de los cómics anteriores, ubican no sin cierta paradoja en la costa del lago Chad.