El Poder del Perro Desencantado

Aliphant MIII El Poder del Perro Desencantado

Probablemente, esto de comparar películas sin nada en común y premiar a la que se considere mejor por una minoría supuestamente ilustrada, tenga que ver más con las campañas presidenciales norteamericanas que con la propia esencia del cine. Y sin embargo, cuando le preguntaron al rebelde de Calanda,  Luis Buñuel, si veía ganadora del Óscar a Mejor Película de Habla no Inglesa  «El Discreto Encanto de La Burguesía», aseguraba que para eso había pagado, escandalizando a propios y extraños. Como en una carrera presidencial, los candidatos deben superar desde su estreno campañas de popularidad que se van materializando en las entregas de premios previos a los Óscars, y por más que los sondeos decanten la tendencia en distintas direcciones, la relativamente escasa masa de votantes tiene capacidad de variar su elección con bastante flexibilidad. Hasta hace apenas una semana, los pronósticos apuntaban a El Poder del Perro, una adaptación fría y analítica de las nociones de un no tan salvaje Oeste que a su directora Jane Campion le interesaba difundir, y el mayor misterio de la misma era averiguar el significado del título de la novela anónima, medio versículo 20 del salmo 22, que hablaba de librar de las adversidades, y con cierta interpretación, de las garras de un mal menor, como un perro, a una indefensa mujer. A pesar de la ambientación de Western, su punto central gira en torno a las relaciones tóxicas y la reacción de las distintas personas frente a ellas. Con tal panorama, la historia de superación de CODA, acrónimo de child of deaf adults, hijo de padres sordos, pero también un guiño a la terminación de las piezas musicales, que interpreta la cantante y pescadora protagonista, genera un atisbo de esperanza y un mensaje de reconciliación con la sociedad. Tildar de mediocre a una película estrenada en Sundance y capaz de crear un vínculo con su historia y personajes al espectador es posiblemente subestimar la esencia misma del cine, que va más allá de formalismos y consiste en el arte de contar historias, con los medios que dispone. Y eso es probablemente uno de los puntos débiles de El Poder del Perro, su aséptica narración y falta de entusiasmo en lo que quiere transmitir. 

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