Calendario de Libra

Escher, de la quinta de René Magritte, nació en 1898 aunque prefirió hacerlo en Leeuwarden, Frisia, en el mismo pueblo de donde salieron Saskia, la mujer de Rembrandt y  la mítica bailarina exótica Mata Hari, aunque tal vez ésta última prefiriera otro tipo de exposiciones.

A caballo entre las ciencias y el arte, la obra de Escher no es vista como la de un pintor ni considerada como la de un matemático por sus afines. Sin embargo, los carteles de los cursos de pintura usan  sus «manos dibujándose» y las portadas de los libros de ciencia muestran sus creaciones de fractales.

Dedicado al grabado y a la ilustración, sus figuras imposibles provocan la incertidumbre en los convencionalismos pictóricos establecidos. La perspectiva trucada vulnera las reglas del espacio, las sombras actúan a merced de las concavidades inmateriales y las escaleras que hasta ahora subían o bajaban o incluso permitían ambos sentidos de movimiento, se convierten en escalinatas infinitas que conducen a ninguna parte.

Se dice que una visita a la Alhambra inspiró sus creaciones basadas en la repetición al estilo de los patrones moriscos del palacio. Escher aporta su reducción a los detalles ínfimos, su evolución en espiral hacia la dimensión fractal, donde las imágenes ni terminan ni empiezan.

¿Y la relación de Escher con el calendario?  Esta vez, digamos que se Libra.

Aliphant LVIII 

Aliphant LVIII. Escher

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