Sinónimo de segundo lugar o de época de ciertas mermas e incluso decadencias, el elemento 47 es tan conocido , que en lugar de recibir el nombre del lugar como tanto otros, es el origen de todo un país, Argentina, y de numerosos topónimos como La Plata o la mítica Árgire.
Como metal precioso malleable y de brillo reconocible, siempre comparado con la Luna, en oposición al áureo Sol, hay tres grupos de préstamos de gran difusión o Wanderwörter destacables. Por una parte, el castellano plata y sus parientes latinos, vienen claramente de la lámina plana que se creaba fácilmente con este material. El cultismo argent, o denominación de la plata en heráldica, y el adjetivo argentino pertenecen al mismo grupo de palabras errantes equivalentes del francés argent, latín argentum o griego argyrós, y mucho antes del indoeuropeo, y evoca la propiedad del brillo blanco de este metal. La tercera forma, la de las lenguas germánicas como el inglés Silver o el alemán Silber, pasando por el ruso serebro o incluso el eusquera zilar tienen un origen posiblemente no indoeuropeo y se compara a la palabra acadia para fundir metal.
Para el ser humano la plata no es tóxica, pero una exposición excesiva con su irreversible asimilación en los tejidos del cuerpo confiere al asintomático afectado un característico color azul cerúleo en lo que se llama síndrome de argiria o argirosis.
