Serie Atómica XXX. Zinc

El elemento con el nombre más fascinante es, sin lugar a dudas, el zinc. Según Wiktionary, el diccionario universal en 4200 lenguas que es un proyecto hermano de la Wikipedia y que constituye el arma más poderosa de un etimologista, políglota exacerbado o jugador compulsivo de Scrabble, su origen para encontrarse en una expresión germánica para algo puntiagudo o con dientes. En castellano coexiste con la grafía menos científica de cinc, pero en su prestigio hay que añadir que es una de aquellas palabras en la que la i o la e quedan mucho mejor tras la zeta. (Seguramente, otra de ellas es zeta).

Aunque se usó desde la Antigüedad en aleaciones como el latón o auricalco y en su mineral de calamina, que es básicamente óxido de zinc, los alquimistas tardaron en identificarlo como un metal nuevo y diferente al resto y tuvo que ser Paracelso quien lo etiquetó como un extraño estaño.Tal vez la referencia cinéfila más sorprendente de este elemento se produzca con el drama de Tennessee Williams La Gata sobre el Tejado de Zinc, dado que tanto en castellano como en portugués tradujeron el título «Cat on a Hot Tin Roof» obviando que tin es estaño y no zinc, probablemente por el parecido de ambas palabras, aunque sin mucha justificación para aquellos traductores de sesgo no científico.

El Zinc es uno de los elementos benefactores para los seres humanos y es esencial para la actividad cerebral. La superplasticidad de este metal favoreció su aplicación en circuitos electrónicos, pero una lenta tendencia a estirarse en forma de excrecencias llamadas bigotes de zinc ha sido causante de inesperados cortocircutos. Tradicionalmente, se resolvía añadiendo plomo a los conductores, por lo que la regulación ROHS que elimina este metal pesado ha reabierto un problema de bigotes.

Aliphant MCXIV Serie Atómica XXX. Zinc

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