A Éfeso sin Pilas

Desde que el mundo es mundo, y pocas cosas pudo ser antes de serlo, las situaciones de conflicto se han resuelto de todas las formas posibles; o bien se han desvanecido frente a otras crisis mayores, se han zanjado con empates técnicos maquillados como victorias en ambos bandos o se han resuelto de forma efectiva sin solución de continuidad, expresión ambigua y molesta, que, en el mejor de los casos, significa, sin interrupción.

La palabra solución abarca los significados que la convierten en sinónimo tanto de resultado como de disolución, aspectos en ocasiones enfrentados. Y a lo que en lenguas menos rigurosas como el inglés están acostumbrados -no hay como recordar todas las especies animales que acaban en -fish que nada tienen que ver con los peces, crayfish, jellyfish, starfish…- en castellano, chirría y termina acarreando expresiones como «solución de continuidad» sin la preposición «sin» al intuir el hablante un matiz de doble negación.

Parte de la responsabilidad parece proceder de la comunidad médica, que usaba la falta de solución de continuidad de los tejidos para hablar de las cicatrices, y otra parte los matemáticos, dada la forma de las gráficas de las funciones algebraicas, con soluciones no sólo continuas, sino incluso suaves y derivables. Pero también en la retransmisión de música los locutores abusan de esta expresión para la concatenación de piezas individuales entre las cuales un espectador avezado no debería animarse a aplaudir, merézcanlo o no, los intérpretes.

Vuelva así Aliphant con esta viñeta MXXXIV, sin solución de continuidad.

Aliphant MXXXIV A Éfeso sin Pilas

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