Si se revisa la iconografía antigua del santo patrón preferido de medio mundo desde Georgia hasta Moscú y desde Aragón hasta Inglaterra, en buena parte de las ocasiones aparece un reptil alado de dos patas semejante a un dragón.
Suele tratarse del dragón heráldico o wyvern, que, al carecer de las dos patas delanteras es más fácil de pintar y tal vez evolutivamente menos disparatado. Para un dragón cuadrúpedo y además alado se requiren tres pares de extremidades y los genes de los vertebrados están programados para tener dos, ya sean alas y patas o brazos y piernas.