Armenia

բարի եկար,

 

Armenia es uno de esos lugares que toda la comunidad internacional conoce por un nombre diferente al que usa internamente como nación, que es Hayastán. Es como su nombre artístico, pero en casa los armenios son hayastaníes de toda la vida. A mucha honra guardan en sus fronteras el monte Ararat, que es el pico en el que varó el arca de Noé sin coste alguno de amarre. Técnicamente, no había quedado nadie con vida para cobrarle, pero de haber sobrevivido un funcionario del puerto, hubiera bastado con soltarle las fieras en fila de a dos.

 

Presuntamente oriundos del pequeño país caucásico son los armiños, Mustela erminea, y de ahí su nombre. En inglés, la alimaña de suave pelo es stoat, pero cuando se trata de la textura de armiño heráldico o forro, que imita un fondo cubierto por sus pieles en fase invernal, se usa la palabra ermine. Siguiendo la historia bíblica, todos los animales del arca, en teoría, todos los que no hubieran sido capaces de sobrevivir en el agua excepto la pareja de dragones, grifos, unicornios y políticos honrados que optaron por esperarse a la siguiente, salieron de Armenia, ergo todos los bichos terrestres serían, bajo esta hipótesis, armiños. Algo no cuadra en todo esto.

 

Los armenios hablan su propia lengua indoeuropea diferenciada en dos dialectos, oriental y occidental, y cuentan con su propio alfabeto, del que hay muestras en la viñeta. Tiene 36 letras inspiradas en el griego, el siríaco y las recetas de algún médico persa con prisa montando un camello cojo.

 

A efectos olímpicos, el reciente equipo armenio ha cosechado 12 medallas en 10 juegos, 1 de ellas de oro, lo que lleva su índice de Coubertin a -1, rayando ya lo indeseable.

 

Aliphant DXCVI
Aliphant DXCVI

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