Serie Atómica XXVI Hierro

Podría decirse que nadie descubrió el hierro; simplemente estaba allí, esperando a ser usado como uno de los metales más importantes de la Historia, desde una roca o incluso caído del cielo de un meteorito.

El hierro rápidamente se convirtió en un sinónimo de fuerza, como el acero cuando es calentado en presencia del carbono. Las armas de hierro derrotaban con facilidad a las de madera, latón y bronce, los arados de hierro surcaban la tierra con más facilidad y las piezas de acero resistían la corrosión del agua y el viento como sólo algunos metales preciosos podían.

La etimología de la palabra hierro es incierta; obviamente viene del latín ferrum, pero éste a su vez podría proceder del fenicio o del etrusco. Los egipcios usaban sin embargo la expresión bia-n-pet, el metal pesado del cielo, para el hierro meteórico, o quizás para el cobre. Otra raíz da el inglés Iron o el alemán Eisen, de una palabra indoeuropea que significa sangre, y es que desde muy antiguo se sabía que la hemoglobina tenía olor a metal. Y mientras se terminan de leer estas líneas, cuatro gramos de hierro fluyen por nuestras venas y arterias.

Aliphant MLXV Serie Atómica XXVI: Hierro

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