Cuando las columnas salomónicas clarean y la realidad se demorona, es tiempo para reconocer que se carece de él; al menos cuando se trabaja en la creación de mundos virtuales como los de Aliphant
Cuando las columnas salomónicas clarean y la realidad se demorona, es tiempo para reconocer que se carece de él; al menos cuando se trabaja en la creación de mundos virtuales como los de Aliphant