Reparar en los gastos hubiera sido una política empresarial mezquina y podría ser tomado como un signo de debilidad no hace tanto tiempo.
Sin embargo, las nuevas políticas de ahorro corporativo se justifican por el anhelo de entrega hacia los accionistas y un sempiterno espíritu de sacrificio.
No obstante, el umbral de lo ridículo puede no ser tan difícil de franquear, porque, a diferencia de lo definitivamente ridículo, no exige manifestaciones exteriores de su cualidad…