Facilitar la nutrición de un gran número de comensales diarios no es una tarea sencilla. En ANT, tampoco, como demuestran los resultados.
Administrada por la cocinera Tawant que se ocupa además de supervisar los contenidos de las bandejas, la comida de ANT sugiere la necesidad de recuperar las energías perdidas durante la jornada laboral aunque no necesariamente con demasiada alegría.
El diseño de la cantina, un poco apartado de la austeridad habitual en el campo de cubículos, cumple una función un tanto propagandística. Si el decorado es el adecuado, hasta la comida estará buena. Solo los clientes lo saben con certeza.