Es bastante probable que la tradición fallera no requiera de artificios vanguardistas como un simulador antiano para realizar sus cálculos de estructuras y de propagación del fuego en los monumentos que arden, pero no cabe duda que esta artesanía de lo inflamable está basada en un profundo conocimiento de los materiales.
Los fuegos de artificio que acompañan a la quema son otra muestra de que cualquier tecnología puede tener un doble uso, artístico y ornamental, como los propios chinos le otorgaron ya desde sus primeros usos o profundamente destructivo.
Y es que el fuego siempre ha suscitado a la mente profundos pensamientos de movilidad y transformación.
Feliz San José.