Rara vez coincide -ni coincidirá- la numeración romana de las viñetas de Aliphant con el título de la misma, pero si no ocurriera en ésta, ¿qué sentido tendría hablar de su rareza?
En esta viñeta, y como en los mejores ejemplos de catarsis y superación de los miedos internos de los héroes clásicos, Aliphant deberá enfrentarse a sí mismo. O lo que es peor, a su pasado.