Felicidad con Frecuencia

Sin afán alguno de alarmismo, que para cuatro días que nos quedan no es cuestión, los signos de la llegada del fin del mundo se agolpan como garfields de ventosa en un contenedor del puerto de Yokohama:

 – Un comportamiento extraño en los neutrinos, como en el origen de la destrucción del planeta en 2012 -fin del espóiler para aquellos que no aguantaron ni los 5 primeros minutos de la película.

– La extinción de Steve Jobs habrá activado ya a estas alturas la orden i66 para que todos los i-chismes libren a los i-usuarios de una ilusa existencia sin su í-dolo.

– Dennis Ritchie, el ingeniero de AT&T que creó C, a imagen del Emperador Claudio que creó la G, ya no estará para arreglar el efecto 2038 de las máquinas UNIX, sumiendo al mundo en un caos editable sólo en vi

 

Y si más pruebas hicieran falta, también falleció el mes pasado con 102 años Dolores Hope, viuda del también centenario Bob Hope, sin aparentemente haber ejercido su derecho a montar a caballo en la Basílica de San Pedro por pertenecer a la Orden Ecuestre de San Gregorio Magno, así que estamos más hopeless que antes.

 

A pesar de todo, seguimos creyendo en la Excelencia, sobre todo si es como Su Majestad la nueva Reina-Dragona consorte de Bhután, y si se define aquella como frecuencia de resultados exitosos, no hay duda que el Rey-Dragón llevará la Felicidad Nacional Bruta de su país hasta unos índices excelentes.

 

Nada que ver con la boda de la Casa de Alba, cuyo vídeo puede pasar al metraje de la saga de Crepúsculo.

 

Puestos ya al día, feliz martes,

 

Aliphant CDLXXXIV 

Aliphant CDLXXXIV.  Felicidad en Frecuencia

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